sábado, 3 de junio de 2017

Capitulo 1.

                                           
Aquel maldito día, no lo recuerdo bien. Pero sé que fue el principio de muchos y el final de todos.

Las sirenas sonaban, el ajetreo de la gente se percibía, los agente de la paz de movilizaban por la ciudad con el mensaje de “Vayan a la estación del tren más cercano y cojan el tren, evacuen la ciudad, no es un simulacro. Dejen sus pertenencias”.
Era aquello el final del mundo, nos preguntábamos muchos. La calles ya estaban alborotadas y los coches estaban movilizados por la invasión de gente dirigiéndose a las bocas del metro mas cercanos. Nadie sabia nada, y en la tele, los canales locales y radios locales emitían el mensaje una y otra vez.
Todos hablaban de una nueva guerra mundial, otros nos hacían caso y volvían a sus casas, sin hacer caso. Lo más precavidos íbamos camino a lo desconocido.
Eran las 7 de la mañana y el sol salia aun, mi madre Rekyel gritaba agónica, que bajásemos ya y nos fuésemos, mi padre Jonh, en cambio buscaba maletas y lo necesario para salir de la casa.
Yo en cambio buscaba mi mochila del instituto lo y lo justo para dirigirme al salón con mi familia.
Baje corriendo por las escaleras y entre por el salón, como si nos fuésemos de aventuras aquel día, pero las caras de mis padres daban a relucir que la situación era mas grave de lo que me imaginaba. Mi hermana estaba sentada en el sofá, llorando mientras mi madre la consolaba como si su primer novio de instituto la habría dejado. En cambio mi padre se paseaba de un lado a otro del salon mirando de arriba abajo y de abajo arriba de forma siniestra.

- Bien, familia... ahora saldremos hacia la plaza del ayuntamiento, iremos directos a la boca del metro , y no nos vamos a separar del uno del otro, entendido?. No quiero despistes, no quiero que habléis con nadie, solo daros la mano y no os soltéis hasta que esto acabe, entendido? - Decía mi padre haciendo pausas en su desfile por todo el salón.
Después de asentir todos, sobre la charla emperador de mi padre, nos cogimos a mi madre, Rakyel y yo, y mi madre a Jonh.
La mochila pesaba, junto a que la época de invierno pegaba mas fuerte que nunca, y las jersey y chaquetas hacían su parte de divertida la aventura.
El trayecto fue estresante, casi se llevan mas de una ocasión a Rakyel por delante. Mi padre casi se pelea en tres ocasiones y yo he perdido por el camino el emblema granate que me regalo mi abuelo, tras uno de los choques con la gente.
La gente hablaba, preguntaba, en ocasiones teníamos que parar el ritmo por la cola que había en la boca del metro llegaba a la plaza del ayuntamiento, a unos 300 kilómetros calcule.
Entre la multitud se escuchaba decir que una nueva guerra había empezado, otros se preguntaban donde estaban los altos cargos, o incluso el alcalde del pueblo.

Rayley seguía llorando, y mama no se separaba, seguíamos quietos en la plaza esperando a que avanzase la multitud, y mi mano sudaba entre los guantes negro que compre en el ultimo mercadillo que hicieron en la famosa calle de Road Sullyvan.
La redes sociales aquella mañana se colapsaron y las paginas principales de cada una de ella no cargaban, los mensajes no llegaban ni se recibían.
El Mike´s Bar estaría abierto en aquella ocasión, siempre solía estarlo , las 24 horas a la semana, lugar de muchos, para algunos universitarios o algunos a punto de graduarse en el instituto como era mi caso.
Solíamos sentarnos cada viernes noche a charlar sobre cualquier tema, con Tomas y Jess.
Que serian de ellos, los vería entre la multitud, o simplemente cuando esto acabase y todo volviese a la normalidad, nos veríamos mañana en clase.

Nunca se había organizado un revuelo así de grande en la ciudad, las caras de la gente comenzaban a ser mas siniestra y de preocupación, las voces comenzaban a alzarse de cada ves más alto.
Y de cada vez mi hermana estiraba más y mi madre la seguía, mientras el espacio se consumía.


Fue en aquel momento donde empezó todo, aquel maldito día, no lo recuerdo bien. Un pequeño sol emergió de la boca del metro, un segundo, quizás, o menos.
Con un basto sonido junto a la ráfaga de luz, como si la vida misma acabase allí, en aquel momento en aquel lugar.
El mundo enmudeció , mis oídos pitaban, mi cabeza daba vueltas, mientras me incorporaba de nuevo y mi vista de aclaraba. La imagen del caos y desastre fue haciéndose más nítida mientras cogía fuerzas para ponerme de nuevo de pie.
La boca del metro había estallado por los aires, la gente corría a contra corriente , y mi hermana no estaba de mi mano esta vez.
Estaba solo en un bullicio de gente, entre polvo y sangre, entre la vida y la muerte, y solo me quedaba correr.
Intente mirar a todos los ángulos posibles, la gente empujaba y otras corrían a cualquier direcion una vez abandonada la plaza.
Solo se oía la gente, las voces afónicas de miedo y de agonía, mientras mis pies dejaban atrás el shock de lo que había ocurrido, la realidad iba pegando más fuerte a medida que en el camino encontraba niños perdidos llorando desamparados, familias quebradas por el pánico y gente herida sin ningún tipo de ayuda.

Corrí y corrí hasta conseguir poder respirar un poco de aire y sentirme por un segundo a salvo en unas de las calles del centro.
Desde allí aun se escuchaba ruidos, el humo ascendía hasta lo más alto del cielo, tapando el sol del mediodía. Mis lagrimas fueron cayendo una a una mientras mis miedos se hacían realidad.
Dejándome apoyado en un árbol de la calle 63 inundado de miedo y preguntas.
Donde esta mi familia?, donde voy ahora?, que esta pasando? Y mis amigos?, y la peor de mis preguntas, seguirán todos vivos?.

Se hizo tarde aquel día, no me moví en toda la tarde, esperando que llegase alguna respuesta del cielo, pero temía encontrar respuestas.
Quizás era hora de volver a la plaza y buscar a mi familia, o de volver a casa y ver que todo seguía igual.
El sol comenzaba ha abajar hacia el horizonte, y la calle 63 nunca se me hizo tan larga y escalofriante como aquella vez.

Aquel día fue el principio de muchos y el final de todos.  

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